El “Cementerio más bello” de Bolivia


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Nota de prensa remitida –Agencia Boliviana de Información ABI-

El Cementerio General de Sucre es uno de los más bellos de América, los visitantes pueden leer en su portada neoclásica la leyenda: “HODIE MIHI CRAS TIBI” (Hoy por mí, mañana por ti).

De acuerdo al boletín publicado por el Gobierno Autónomo Municipal de Sucre, los originarios de Charcas enterraban a sus muertos en los cementerios que, en ese entonces llamaban “chullperíos”, espacios sagrados de acuerdo con sus creencias y sus dioses.

Imagen: Gobierno Autónomo Municipal de Sucre
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En la época Colonial, el primer cementerio de carácter público que tuvo Sucre fue aquel que se construyó junto con la iglesia de San Francisco en 1580, exactamente donde hoy está la plazuela de San Francisco.

Cuentan los libros de Historia que las iglesias de La Catedral, La Merced y de Los Jesuitas permitían en sus recintos los entierros de españoles, nobles ciudadanos y de sus dependientes; en tanto que las de San Lázaro, San Roque y San Francisco accedían a enterrar, a los indios, mestizos y negros.

En 1826 se ordenó el establecimiento de cementerios para los cadáveres y se prohibió que los curas enterrasen en sus iglesias.

En 1861 el reglamento de municipalidades determinó que la construcción, administración, reparación y mantenimiento del cementerio público fuese responsabilidad de la municipalidad.

En 1888 empezó la construcción del cementerio general, la que concluyó el 18 de enero de 1892.

Se construyeron mausoleos, criptas y sarcófagos tanto individuales como familiares e institucionales.

Todos Santos, una festividad que alude al culto a los santos difuntos, como uno de los momentos más importantes que incentiva al pueblo, a vivir en una creencia que se hereda de generaciones y de nuestros antepasados.

En esta festividad se cultiva la memoria a los muertos, enflorando sus tumbas, haciendo preparativos como “La mesa” que contiene gustos, golosinas y sabores a la espera de los que ya partieron; además que las familias sucrenses en este tiempo proceden a la elaboración del pan, las masas y el infaltable plato del mondongo chuquisaqueño.

Esa es la tradición que, en medio oraciones y visitas al Campo Santo se rinde homenaje a la memoria de los antepasados.

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