Oler, sentir, degustar, escuchar. Viajar sin ver es vivir la vida, los bolivianos lo saben
VIAJAREMOS MUY PRONTO #REacturismo #AmamosViajar
Trabajemos por la recuperación del #Turismo
Síguenos por Facebook e Instagram
Escrito
por Pablo Favio López Zuleta
No poder ver,
mirar, visualizar; en el sentido literal de la palabra, es una condición que
muchas personas atravesamos o atravesaremos a lo largo de nuestras vidas; ya
sea temporal o permanentemente. Pero más que un miedo o una frustración debe
ser una oportunidad para explorar nuestros otros sentidos y aprovechar la vida
de formas que pocos pueden.
Imagen de Maiko Kondoh en Flickr |
Novedades y noticias del
mundo del turismo y la hotelería
Frecuentemente un
viaje de turismo está lleno de sensaciones de todo tipo y poco tiempo para
degustarlas, por lo que siempre nos perdemos de detalles que enamoran; sentir unas
cosas más que otras no le quitan a uno el placer de haber conocido nuevos
lugares y personas. Hay quienes gozan de los paisajes y otros del sonido de los
ríos, pero todos llevamos un niño dentro con ansias de conocimiento que supera
nuestras propias limitaciones físicas para encontrar respuestas.
Viajar sin usar
los ojos definitivamente le aumenta adrenalina a la aventura, nunca se sabe los
nuevos obstáculos que estarán delante, ya sean arquitectónicos, naturales o
sociales; al igual que cualquier otro viaje está lleno de experiencias nuevas,
lugares, personas y cosas inexplicables.
En Bolivia,
principalmente en el eje troncal, existen emprendimientos de diferente tipo que
te facilitan movilizarte por el país sin necesidad de ver; el uso del lenguaje
braille, sonidos y personal capacitado son cada vez más utilizados por
restaurantes, transporte y hoteles. La razón es que permite a más personas
hacer uso de sus servicios e instalaciones, lo que permite a su vez retro
alimentar sus estrategias y mejorar su calidad.
Sin ver
definitivamente mejoras la experiencia culinaria, la variedad de alimentos a lo
largo de Bolivia tiene poca comparación en el mundo; ya sea tomando “lawita” en
La Paz o comiendo “majadito” en Santa Cruz puedes saborear la sazón tradicional
boliviana.
Los olores a lo
largo del país son tan exóticos y exquisitos que son el intento fallido de
cualquier perfumista, las flores andinas y las amazónicas se comparan en el
aroma delicioso que desprenden. El vino y la chicha también dan tanto gusto
olerlos que beberlos.
El frio de las
montañas, la humedad de la amazonia, el calor del chaco, el sonido de cientos
de aves diferentes; son cosas que nadie puede contarte, por más ingeniería
avanzada o poesía que utilice; bañarse en un agua termal es algo que disfruta
cualquier persona sin importar su edad o condición física.
Desde Santa Cruz
hasta La paz, desde Pando hasta Tarija; hay cosas que no necesitas ver para
vivirlas, no dejes que te las cuenten y cuéntaselos tú.
Comentarios
Publicar un comentario